Banca Boomerang

Las particularidades de una banca son diversas. Cuando pensamos en ellas las asociamos con plazas y parques. Con sitios en donde nos podemos sentar a compartir con los demás sin tener que pensar en las tareas de la vida cotidiana. Son, de alguna forma, una oportunidad para desconectarse.

¿Entonces qué pueden tener en común una banca y un boomerang? Elemental, mi querido Watson. Disfrutamos tanto de los ratos que pasamos en una banca que siempre queremos que vuelvan. Los seres humanos somos sociables y nos queremos llevar la sociabilidad al hogar.

La Banca Boomerang es la excusa perfecta para que puedas invitar a tus amigos y hablar durante horas en tu balcón, pórtico, sala…. También, y no menos importante, es la ocasión ideal para que te sientes con tu pareja a recordar aquellos tiempos en que iban a dar de comer a las aves en el parque donde se conocieron. El amor está en el aire.

Su diseño es una mezcla del pino cálido con el metal que todo lo resiste. Son sus dos patas delanteras las que le dan el nombre y su asiento de piezas de metal cruzado las que te garantizan horas de tertulias.

Sus acabados están hechos para durar porque la pintura de la parte metálica es electrostática y la madera está protegida con barniz semi-mate que lo conserva durante mucho tiempo.

Caben fácilmente dos personas, pero ya sabes lo que dicen: “donde caben dos, caben tres…”